El juego es por excelencia el medio idóneo con el que contamos los docentes para transmitir conocimientos, procedimientos y actitudes al alumnado, por lo que tiene un papel primordial como recurso metodológico. No obstante, el juego cumple una doble función al ser también utilizado como contenido por su valor antropológico y cultural.
El juego es una práctica universal que pone de manifiesto los rasgos culturales de los practicantes y que se define atendiendo a Huizinga (1972) por las siguientes características:
- Actividad libre, recreativa y placentera, no impuesta.
- Disfrute del ocio.
- Tienen incertidumbre en cuanto al resultado, desarrollándose en unos límites de espacio y tiempo y con unas normas flexibles.
- Autotélica.
- Acompañada de sentimientos de tensión y alegría.
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